GIORGIO LOCCHI

Texto publicado en "Crónicas de un Occidente Enfermo" de Max Romano

Giorgio Locchi no ha dejado una gran producción en cantidad de escritos, pero sí en calidad y en importancia. Unos textos densos, que han de ser meditados y leídos varias veces, que pesan más que su volumen en páginas y son una continua invitación a la creación, o re-creación de un mundo. Un mundo opuesto y alternativo al de la globalización en la igualdad, la destrucción de las identidades, la nivelación en la mediocridad y el fin de la historia. Es decir un mundo posible y radicalmente enemigo de la ideología del progresismo igualitario, de ese pensamiento único que se va imponiendo y se nos quiere vender como el término natural de la evolución humana.

Diciéndolo con las palabras del autor, estamos hoy frente a la afirmación de la tendencia igualitaria que, a partir de los últimos decenios del siglo XX, ha entrado en su fase final o “fase sintética”, usando el lenguaje que Locchi ha introducido para presentar su teoría abierta de la historia, en la cual no nos detendremos, invitando a la lectura directa de sus textos.

El pensamiento de Giorgio Locchi se desarrolla a un nivel metapolítico, sin ocuparse de política como tal pero, evidentemente, con implicaciones también en este terreno, pues trata de lo que hay detrás de la política. En la base de la acción política y las mismas ideologías están el substrato mental, la concepción del mundo, del hombre y de la historia, los horizontes mentales que corresponden a esa concepción del mundo.

Y toda la obra de Giorgio Locchi es, precisamente, una invitación a la apertura y el ensanchamiento de este horizonte mental, a salir de la camisa de fuerza impuesta por la ideología dominante. Es un discurso creador y movilizador, una afirmación radical de la libertad histórica, específica del ser humano; contra todo determinismo, contra toda pretensión de reducir el devenir humano a un avance a lo largo de la recta del progreso y todo proyecto de alcanzar el fin de la historia. Una invitación a crear un orden distinto, primero dentro y luego fuera de uno mismo.

La obra principal de Locchi la encontraremos en dos libros: “Definiciones” que contiene varios ensayos sueltos y el magistral “Wagner, Nietzsche y el mito sobrehumanista”. Entre los dos, recogen todo (o casi todo) lo que Locchi dejó publicado; son obras verdaderamente fundamentales cuya importancia probablemente aún no haya sido del todo comprendida por los ambientes identitarios y nacionalistas europeos, que son los receptores primarios.

El primero, “Definiciones”, es una recopilación de textos escritos por el autor a lo largo de los años. Nos habla de mitos indoeuropeos, del fenómeno humano y su diferenciación del mundo natural, del sentido de la comunidad y la identidad, de la historia y el destino de los pueblos. Comenta también autores que han aportado valiosas contribuciones a la línea de pensamiento y la concepción del mundo en la que el autor se reconoce. Nos habla de Nietzsche y Wagner, puntos cardinales de la reflexión del autor, en los cuales profundizará en el otro libro. Pero sobre todo nos abre horizontes nuevos con el ensayo más importante: “Expresión y represión del principio sobrehumanista” que fue publicado también con el título “La esencia del fascismo”. En este escrito capital nos presenta una visión del fenómeno fascista en sentido amplio, que reconoce su profundidad y su origen verdadero; una visión muy lejana de las burdas interpretaciones de sus enemigos políticos, de la izquierda marxista y de la democracia liberal, las cuales falsificaron completamente su significado, cada una desde su punto de vista, y por incapacidad o mala fe fallaron en comprenderlo. En la visión de Locchi los movimientos políticos fascistas fueron la primera expresión a nivel político de la tendencia sobrehumanista, opuesta en su lucha histórica a la tendencia igualitaria del fin de la historia, que está alcanzando actualmente la fase de homologación y fusión de las ideologías en un pensamiento único.

Compréndase bien que la tendencia sobrehumanista no es el fascismo mismo: una y otro pertenecen a planos diversos. El fascismo fue una concretización, una expresión posible, la primera, de esa nueva tendencia histórica. Expresión política que pudo también haber tomado otras formas y seguido otros derroteros. El fascismo mismo fue aplastado tras la Segunda Guerra Mundial y, a partir de ese momento, los fascismos históricos se convirtieron en un capítulo cerrado dela Historia, políticamente hablando. Pero las posibilidades y el valor de la corriente de ideas generada por la eclosión de la tendencia sobrehumanista no se agotan en esto, ni están cristalizadas en el evento histórico. Las sensibilidades y la concepción de la historia y del mundo que hay detrás no perdieron validez alguna porque pertenecen a otro plano, si bien lógicamente son reprimidas con fuerza y de manera sistemática por su adversario histórico, la tendencia igualitaria. Las formas de esta represión son múltiples: la imposición del pensamiento único y la corrección política, la guerra larvada demográfica y cultural contra Europa y sus pueblos, todo es parte integrante de la misma gran lucha histórica.

El progresismo igualitario, tanto por incapacidad de comprender como por reflejo condicionado y mala fe, acusará siempre de “fascismo” a esta corriente de ideas y a esa tendencia histórica que se le opone radicalmente; sin embargo una eventual expresión futura de la tendencia sobrehumanista no sería de ninguna manera una vuelta al fascismo histórico porque, vale la pena repetirlo, una cosa es la tendencia metapolítica y cultural, otra es su concreción y su acción a nivel político. De cualquier manera el instinto igualitario, acusando de “fascismo” e esta tendencia histórica, aunque en rigor y en sentido literal no tenga razón en ello, sí que la tiene en reconocer a su enemigo histórico, una concepción del mundo que se le opone en su misma raíz.

El libro más importante de Locchi, donde empieza a exponer sistemáticamente su pensamiento, es “Wagner, Nietzsche y el mito sobrehumanista”, una obra orgánica y fascinante que exige ser estudiada más que leída. Comienza con la exposición de la teoría abierta de la historia, que es la premisa teórica y el marco general para entender la aparición histórica de la “tendencia sobrehumanista”, que fue formulada por el filósofo y el músico cada uno a su manera: intelectualmente y poéticamente por Nietzsche, representada por Wagner en sus obras maestras, sobre todo en la tetralogía “El anillo del Nibelungo”.

Naturalmente no es que la nueva tendencia histórica fuera inventada o creada por ellos. Fue el punto de llegada de una lenta elaboración que tuvo lugar por vías subterráneas, al principio de manera casi inconsciente, con la formulación de un nuevo lenguaje y unos contenidos que alcanzaron su plena consciencia con las formulaciones paralelas de Nietzsche y Wagner. A partir de ese momento, esta nueva tendencia histórica consciente de sí misma comenzaba su andadura y hacía germinar su semilla en todos los campos: el pensamiento, el arte, la cultura y la política.

Hasta aquí estas breves notas, que no pretenden resumir el pensamiento de Locchi sino invitar a la lectura y al descubrimiento de este autor. Esperamos con estas pocas líneas haber dado una idea de la importancia de sus obras, haber transmitido algo del poder sugestivo de sus escritos, la invitación a actuar en el mundo esa afirmación de la libertad humana que propone y que permea todos sus escritos.